martes, 30 de abril de 2013

"EL BLANDI BLUB" No es facil ser verde.




¿Era realmente un juguete?
¿O era un alimento altamente tóxico?

Este invento de aspecto radiactivo supuso un fenómeno entre los niños de la época.
El clásico entretenimiento de jugar con los mocos se había convertido en algo oficial, con nombre propio, y que nadie te reñiría por hacerlo.

Llegó a haber cuatro tipos de Blandi Blub: el verde clásico, el verde con gusanos, el verde con ojos y el rojo sangre.

Es cierto que el Blandi Blub no manchaba, pero lo que no sospechábamos es que él si se manchaba. Era un atrapamierdas en toda regla. Al segundo día de abrirlo, su verde luminoso se había convertido en un color de difícil descripción.

Además poco a poco aquel gel se iba cristalizando y ya no daba ningún tipo de juego y si bastante asco.

¿Pero no era eso al fin y al cabo lo que le hacía atractivo al principio? Un juguete que cumplía con creces las expectativas acababa siendo injustamente repudiado

Su curioso envase, que tenía forma de cubo de basura, no dejaba de ser una especie de premonición de donde acabaría al final semejante invento.



lunes, 29 de abril de 2013

"LOS SOBRES SORPRESA" Así empezó Bárcenas.




Mucho antes de que Isabel Gemio triunfara con su programa, los “Sobres Sorpresa” ya habían llegado a nuestras vidas a muy temprana edad, cubriendo una importante carencia: si nadie te daba nunca una sorpresa, podías comprártela.

Unas pocas pesetas era lo que nos separaban de ese sobre abultado que prometía tantas ilusiones.

En él veías dibujados 100 indios montados a caballo asaltando una diligencia, y de fondo… un paracaidista… cayendo sobre las fauces de un tiburón.
¿Eran posibles tantas maravillas a tan bajo coste?
La respuesta la tenías en cuanto lo abrías y descubrías que lo que contenía eran cuatro soldaditos verdes pegados a un marquito de plástico.
Y efectivamente… te llevabas una sorpresa.
¿Como podía caber tanta frustración en un sobre tan pequeño?
La marca mas popular fue “Montaplex”  que sacó varias gamas de sobres con diferentes temas: el oeste, el espacio, la guerra…


Pero luego había muchos otros sobres de fabricantes desconocidos, a cual mas sinvergüenza.

Yo una vez me compré uno de Terror, porque los temas bélicos nunca me interesaron, yo era mas de monstruos.

La ilustración exterior realmente era espantosa y el contenido hacía honor al sobre.












Gracias a estos sobres aprendimos dos lecciones: que nadie da duros a peseta, y que la palabra “Sorpresa” era sinónimo de “menuda mierda”.



"LA FAMILIA TELERÍN" Vamos a la cama, que aquí ya no hay nada que ver.




Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Coletas y Cuquín.
Esta era la familia mas famosa de la tele en los años 60.
Curiosa familia en la que solo había niños. Y la mas mayor, que no tendría mas de tres años era quien llevaba la voz cantante.

Ellos eran quienes mandaban a los niños a la cama porque acababa el horario infantil y comenzaba la programación solo para adultos, que debía ser de traca.

Esta idea de mandarnos a dormir desde la televisión continuó durante años con diferentes personajes de desigual éxito, de los cuales hablaré próximamente. Pero nunca superaron a esta troupe de críos y a su pegadiza sintonía.

Estos dibujitos tenían el encanto especial que siempre conseguían los Estudios Moro, creadores también de la calabaza Ruperta del concurso “Un, dos tres, responda otra vez”

Fueron tremendamente populares y con su imagen sacaron de todo: discos, tebeos, muñecos y el mas variopinto merchandising.

Os recomiendo que veáis aquí esta joya televisiva para comprobar la magia de estos dibujos en blanco y negro.


Mi espectáculo de “Espinete no existe” cada noche terminaba con la proyección de este video, y el público se iba del teatro de lo mas feliz, mientras para mi comenzaba la programación “solo para adultos”



domingo, 28 de abril de 2013

"LA NOCILLA" Alimento de deportistas... y de niños con sobrepeso.



Leche, cacao, avellanas y azúcar” Así, tal cual, comenzaba el conocido anuncio.
Lejos de guardar la fórmula secreta de sus ingredientes, como hacía la Cocacola, la Nocilla la gritaba a los cuatro vientos.
Quizá les faltó añadir “…y colorantes y conservantes…” pero seguramente no lo hicieron, para no descuadrar la métrica de la cancioncilla.
Aunque no hubiese afectado lo mas mínimo a su venta, porque estaba tan, tan rica, que yo creo que aunque el slogan hubiese sido: 
“Petroleo, serrín, alcaparras y azufre… No-ci-llaaa” nos la hubiéramos comido igual.

Muchos intentaron plagiarla. Pero a pesar de la transparencia de su receta, nadie consiguió igualarla.
“Pralín” de la marca Zahor fue quien casi lo consigue, aunque el intento mas fallido fue el “Tulicrem”, una crema infame, mezcla de margarina con cacao que no había quien se la comiese. Tenían que recurrir a poner dibujos de conocidos personajes en su tapa, pero ni por esas.
La lucha por ganar en ventas llevó a las marcas a reinventarse y sacaron la Nocilla de dos colores, blanco y negro. Que tuvo bastante acogida, pero luego se les fue de las manos y llegaron a sacar Nocilla rosa que duró bastante poco, porque mas de un niño sufrió extrañas mutaciones, aunque esto último nunca salió a la luz.




Nocilla pasó por varios envases a lo largo de sus diferentes épocas. Todos ellos decorados con una pegatina en la que siempre aparecía un niño rubio de cara acartonada a punto de dar un bocado a una rebanada de pan de tamaño monstruoso.

Pero sin duda, el envase mas popular fue el del vaso de cristal, que las madres reciclaban.
Mi madre llegó a formar una vajilla completa de vasos de Nocilla. 
Me pasé la infancia bebiendo agua mientras leía en el fondo del vaso un relieve que decía: NUTREXPA
Y claro, quieras que no, eso se te queda en el subconsciente.

Por eso hoy en día, cuando voy al supermercado y paso por el estante de la Nocilla, comienzo a salivar como un maldito perro de Paulov.


sábado, 27 de abril de 2013

"MAZINGER Z" El último robot del alfabeto.



Para un niño que venía de tragarse culebrones lacrimógenos como "Heidi" o "Marco" esta serie supuso un shock y una sobreexcitación ante un concepto y una imagen tan brutal.

Un chico adolescente, típico hermano mayor, conducía un robot gigante indestructible que luchaba contra otros robots monstruosos y malvados a las ordenes del Doctor Infierno, que ya el nombre era lo más, empeñado en dominar el mundo con su secuaz el Barón Ashler, que era una suerte de transexual mitad hombre, mitad mujer.
Por si esto fuera poco, el robot gigante tenía una compañera también robot que lanzaba sus pechos como misiles, que lo pilotaba su novia.

Pues sí. Todo esto y mucho mas era "Mazinger Z", la serie que revolucionó las mediodías de los sábados.

En esta serie molaba todo: el título, la sintonía, tanto en japonés como en castellano, cantada por alguien que se parecía mucho a Raphael, y sobre todo los robots. Enormes brutos mecánicos que sucumbían ante el "fuego de pecho" de Mazinger.

En cuanto escuchábamos en la tele "Planeador abajoooo" soltábamos la cuchara sobre la mesa y corríamos ante la pantalla a por nuestra dosis semanal de hierro y violencia.

Pero el resto de la semana la fiebre continuaba y se desataba en los patios de los colegios, donde ya solo se oía "Puños fueraaaaaa" y donde intercambiábamos los cromos mas preciados de la serie.

Yo tengo el álbum completo y es uno de mis mayores tesoros.
Flipábamos con estos cromos, aunque nunca sabremos si era solo por sus dibujos o por el olor del pegamento "Imedio" con el que los pegábamos.

"JUEGOS REUNIDOS GEYPER" Los juegos unidos, jamás serán vencidos.



Era imposible imaginar un juguete mas completo. Todos los juegos de mesa juntos en una caja llena de cosas maravillosas... y absurdas.

Ya el niño sonriente y siniestro de la tapa parecía advertirnos del sin fin de diversiones que nos esperaban dentro, no sin darnos cierto repelús.

Había varios modelos con diferente número de juegos y para todo tipo de economías.
Desde cajas de 25 juegos para familias mas humildes hasta de 65 para esa otra gente.

¡65 juegos! ¿Para qué tanto? No conozco a nadie que haya jugado a mas de tres: el Parchís, la Oca y los mas atrevidos el Backgammon.
Porque reconozcámoslo, jamás nadie se leyó las instrucciones del resto de los juegos.
Preferíamos inventarnos las reglas e incluso prescindir de los tableros de cartón endeble.
Lo que de verdad molaban eran los pequeños estuches de plástico donde se guardaban las diferentes fichas, dados y objetos raros. 
Las tapas de cada estuche eran como de radiografía y mas de uno descubrió con ellas una afición a abrir puertas de casas ajenas.
Podías encontrar unos palitos grises de extraña utilidad, una peonza con números cabalísticos y una ruleta de casino con una bolita de acero, que desaparecía al segundo día y ya no se podía jugar.

Pero las estrellas absolutas de la caja, eran los ratones de colores. Venían seis. ¿Como se jugaba con ellos? Nunca se supo y nunca se sabrá. Porque aunque conseguí hace poco en el Rastro una caja intacta, me niego a leer las instrucciones. 
No por pereza, sino para mantener guardado para siempre el misterio de los roedores de plástico.

"LOS PAYASOS DE LA TELE" ¿Como están ustedes? Eternamente agradecidos.



Si he de empezar por un recuerdo, el mas nítido y que mas ha perdurado con el paso de los años es el de esos señores con camisetas hasta el suelo, sombreros estrafalarios y narices desproporcionadas.

Gaby, Fofó, Miliki y Fofito fueron las personas que hacían que mi mundo se parase durante unos minutos al grito de las palabras mágicas "¿Cómo están Ustedeeees?"
La respuesta no podía ser otra mas que "Bieeeeeeeeen".
¿Cómo si no describir mi estado de felicidad absoluta ante lo que se avecinaba en la pantalla, aún en blanco y negro, de mi televisor?
Una pista de circo rodeada de niños entregados a las aventuras, gags y canciones de estos personajes que me hacían reír mientras saboreaba un bocadillo de nocilla.

Desde entonces les he seguido, investigando su historia y descubriendo cosas fascinantes, que no han hecho sino aumentar aún mas mi amor por ellos y por su profesión.

Su historia es larga y digna de una película, y os la iré desgranando poco a poco en este blog.

Mi gratitud a los Payasos de la Tele será eterna, porque si hoy me dedico al mundo del espectáculo, es gracias a ellos, que fueron los primeros que me hicieron sentir "bieeeeeen" sin conocerme de nada.
Y quizá mi vocación nace de una necesidad: la de intentar hacer sentir así a los demás.


¿POR DONDE EMPEZAR?



Son tantos los recuerdos que han marcado mi infancia y la de todos, que es complicado elegir un tema para comenzar.
Con lo cual seguiré mi criterio personal, que es bastante discutible pero es el único que tengo.
Todas mis filias y fobias nostálgicas irán desfilando por aquí, siguiendo el orden que me dicta mi propio desorden mental. Y es probable que en ese caos mas de uno encontrará algún recuerdo que le emocione o le arañe un poco en su coraza de adulto.
Será como encontrar en un viejo mercadillo, entre cientos de objetos inservibles, ese juguete que una vez tuviste y que se perdió en el olvido junto con tus sueños de infancia.