Una cría correteando en bragas por los Alpes suizos, esquivando cabras bajo la atenta mirada de un anciano barbudo y su perro pachón.
Semejante
estampa resulta imborrable en nuestra memoria catódica.
Está
claro que a Heidi le gustaba Pedro y a Pedro le gustaban las cabras. Eso
explica el deseo oculto de Heidi, que ya venía loca de casa, de convertirse en
una de ellas.
En un
entorno familiar como este, raro era que la pobre Heidi no estuviera
desquiciada.
Todos
sabíamos que Heidi era bipolar. Tan pronto estaba soltando unos lagrimones como
peras de conferencia, que estaba
sobreexcitadísima con una alegría que daba asco verla. No tenía termino medio.
Pero a
pesar de todo, esta lacrimógena serie japonesa basada en la novela de la suiza
Johanna Spyri, mantuvo a toda España, y no solo a los niños, pegada al
televisor semana tras semana para seguir las andanzas de tan irritante criatura
durante 52 interminables capítulos.
La
serie estaba llena de personajes memorables que aún hoy se usan de referencia
en chistes y comentarios como la pobre niña paralítica Clara Seseman o la
estirada y castrante Señorita Rottenmeier.
La
sintonía de esta serie enseguida se convirtió en un hit pese a ser en japonés.
“Oshiete”
pronto fue traducida a nuestro idioma como “Abuelito dime tu”. Un temazo con
estribillo tirolés que nos ha quedado grabado para siempre.
Que en Suiza el personaje de Heidi fuese un fenómeno es algo comprensible puesto que son suizos tanto la autora como el enclave en el que se desarrolla la historia.
De
hecho existe “Heidiland”, un destino turístico en los Alpes donde el visitante
puede recorrer los lugares donde ocurrieron las andanzas de esta niña de
ficción, pudiendo incluso visitar una recreación de la cabaña de Heidi.
Si alguien está pensando en visitar algún día este lugar, se le quitarán las ganas en cuanto vea esta foto. Pequeña muestra del horror que puede suponer la visita.
Pero lo que aún no tiene explicación es la enorme popularidad que tuvo Heidi en nuestro país.
La
Heidi-manía fue tal que dio lugar a un insólito concurso que muy poca gente
recuerda: una de las mas altas expresiones del bizarrismo patrio. Un concurso a
nivel nacional para encontrar a la “Heidi” española.
Y por
supuesto la encontraron.
Rosa María Jaén fue la desafortunada niña que tuvo el dudoso honor de parecerse a la niña de los Alpes.
La
vistieron, peinaron y maquillaron para que el parecido fuese aún mayor, y el
trauma y las secuelas que esto pudo causar en la pobre niña, sin duda fueron
incurables.
Al
igual que Bela Lugosi acabó sus días durmiendo en un ataúd creyéndose que era
Drácula, o Johnny Weissmuller pegando gritos creyéndose Tarzán, porque el
público solo les reconocía por el personaje que les dio fama, no sería de
extrañar que la pobre Rosa María hoy esté trotando por algún monte de Sierra
Morena en ropa interior y con las mejillas pintadas de rosa gritando: “O-de-lei-de
lei -i-u”.
Memorable Clara???!! ...Creo que no hay ningún personaje más deprimente en toda la historia de la animación. Qué insulsez!!
ResponderEliminarDesconocía la existencia de la encantadora cabaña y de la pobre Rosa María. No tengo palabras.
Es tu particular punto de vista Eduardo, más no es una verdad absoluta
ResponderEliminarBueno, la carrera de Rosa María Jaén no acabó tan pronto... Fue imagen de las grabaciones discográficas de la serie y tuvo que posar de todas las maneras posibles. ¡Incluso se habló de que haría una película con Narciso Ibáñez Serrador! Gracias por mencionarla, pues está más que olvidada...
ResponderEliminarhttp://laficharosadeltrivial.blogspot.com/2016/11/algunos-dobles-espanoles-de-las-series.html
Pues si la serie molaba mucho. No critiqueis tanto. Solo faltaria que os metieseis tambien con mazinger z o ver ano azul. Malos.
ResponderEliminar😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂
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